domingo, 20 de abril de 2008



RIGOR MORTIS.
EL SUELO DE LA INTROSPECCIÓN
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Decía Paul Valery: “El suelo es uno de los factores esenciales de la visión de las cosas”.
Me deposito y depositaré todo a lo que me refiera en RIGOR MORTIS sobre un simbólico suelo ajedrezado.
Éste será un imán.
Para construir lo primero que hay que tener es una planta sobre la que poder levantar
alzados. El suelo tiene que soportarnos y contenernos, agarrar y dar solidez.
Incluso para la aventura de una “obra abierta” imprevisible hace falta un método.
Acaso sea el suelo ajedrezado, miles de años de historia así lo avalan, el soporte, el recipiente perfecto para la contención de una imagen o símbolo lingüístico alguno. Sobre su superficie caben las más certeras presentaciones, demostraciones y representaciones de los objetos y las ideas.
El suelo ajedrezado es una categoría de orden. Y todo lo que se dispone sobre su superficie comienza a ordenarse y a adquirir sentido.
O digo fatua vanagloria…


Con esta fotografía “Igor Stravinsky estudiando una partitura en Nueva York” (1966), un “Retrato ambiental” de Arnold Newman que nos acerca a la personalidad del protagonista, y la manipulación que de ella hago al presentarla ocurre lo que Wittgenstein declaraba de las palabras: “El significado es el uso”.
Para que RIGOR MORTIS consiga abrirse paso deberá zambullirse y cultivarse en la polisemia.

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